El otro día, por fin, encontré una explicación climatológica a esta panza de burro que nos atosiga a los habitantes de Las Palmas de Gran Canaria durante los meses de Julio y Agosto, abrumándonos con el bochorno y sin permitirnos ver el sol en sesenta largos días de trabajo. Parece ser que tiene que ver con el anticiclón de las Azores, las montañas y bla bla. El caso es que vivimos el verano en la sombra, pasando de la llovizna al calor en un decir "atchis". Las Canteras se aburre por falta de pies que pisoteen su arena mientras el sur se tupe de propios y extraños ávidos de sol y vitamina D. Las aceras de la capital se ensucian con la "lluvia pa más calor" haciendo inútiles los donados esfuerzos de los optimistas que se levantan el domingo tempranito para ir a lavar el coche antes de salir a comer para el campo. "Es lavar el coche y ponerse a llover", oigo decir y digo yo mismo. Este verano parece que hay muchos lavando el coche en Las Palmas.
Por favor, amigos, dejen de lavar el coche estos meses a ver si conseguimos que se nos mejore el tiempo aunque sólo sea para que los que tenemos que quedarnos a currar no tengamos la sensación de que todo el mundo está mejor que nosotros.
¡Ah!, también hay quien dice que es el mejor clima para trabajar, que hace más fresco. Pues qué quieren que les diga...
Yo trabajo mejor con un rayito de sol en la mirada.
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